Los “NAŠI ŠPANCI” o soldados yugoslavos de las brigadas internacionales en la Guerra Civil Española.

Cerca de 1.700 voluntarios yugoslavos se alistaron en las Brigadas Internacionales para combatir junto a los republicanos en la Guerra Civil Española. De ellos, aproximadamente 700 eran croatas; la mayoría procedentes de la ciudad de Rijeka y del condado de Primorje Gorski Kotar.

A pesar de su escaso número en relación con el total de integrantes de las Brigadas Internacionales- algo más de 35000 voluntarios- , los yugoslavos, ocuparon numerosos puestos de oficiales y comisarios políticos. 2 llegaron a tenientes coroneles, 8 fueron comandantes, 35 capitanes, 105 tenientes y 86 se quedaron en suboficiales.

Destaca el papel de VladimirĆopić, apodado Senjko por haber nacido en la localidad croata de Senj, fue primer secretario de organización del Partido Comunista de Yugoslavia (CPY) y uno de sus miembros más destacados. Fue enviado a luchar a España a comienzos de 1937, donde llegó a ser comandante de la XV Brigada Internacional –o Brigada Abraham Lincoln; compuesta en su mayoría por voluntarios estadounidenses- convirtiéndose en el yugoslavo mejor posicionado entre los republicanos. Amado por unos, odiado por otros, miembros de la brigada que comandaba le culparon de tomar decisiones erróneas en la batalla del Jarama, que causaron numerosas bajas en sus filas. Tras haber conseguido frenar en seco el avance de las tropas nacionales, los republicanos lanzaron una contraofensiva con la intención de expulsar al ejército sublevado hasta la otra orilla del Jarama y, llevando a cabo ataques sobre las posiciones nacionales para retomar el cerro Pingarrón. El 27 de febrero de 1937, Ćopić ordenó a las fuerzas de Robert Hale Merriman- Brigada Abraham Lincoln- una ofensiva contra dicha colina controlada por las fuerzas sublevadas, pero sufrieron tantas bajas que los voluntarios supervivientes recordarían aquel momento como “La Matanza”. Merriman siempre destacó la arrogancia de Ćopić y lo consideró el responsable de la destrucción del batallón estadounidense pues describe el ataque como “suicida”. Ernest Hemingway, en su novela “Por quién doblan las campanas” ambientada en la Guerra Civil Española, describió a Ćopić con términos claramente peyorativos. Sin embargo, Ćopić fue venerado por sus correligionarios del Partico Comunista Yugoslavo, a su regreso a su país, se convirtió en la mano derecha de Tito. En el otoño de 1938, se trasladó a Moscú, donde él y Tito iban a liderar el partido, pero fue arrestado por la NKVD y fusilado el 19 de abril de 1939, víctima de “El Gran Terror”.

Otro célebre veterano de la guerra civil española es Edo Jardas. Llegó a España a finales de marzo de 1937, donde estuvo al mando de una unidad de ametralladoras para el Batallón Dimitrov y la Tercera Compañía del Batallón Lincoln-Washington. Herido de gravedad en la batalla, tuvo que ser evacuado a Francia. Tras la ruptura entre Tito y Stalin, en 1948 Jardas regresó a Rijeka; ciudad de la que sería alcalde desde 1951 hasta 1959.

A medida que las fuerzas republicanas eran derrotadas en la Guerra Civil, cerca de 500.000 personas buscaron asilo en Francia, donde fueron enviados a campos de internamiento y prisiones a partir de febrero de 1939. Entre ellos se encontraban unos 500 voluntarios yugoslavos, la mayoría destinados a los campos de Saint Cyprien, Argelès-sur-Mer, Gurs y Vernet. Además de en las prisiones y los campos franceses, varios yugoslavos fueron prisioneros en los campos de concentración establecidos por Franco en España. Sin embargo, muchos otros soldados no corrieron la misma “suerte”, pues se calcula que la mitad de los voluntarios croatas perdieron la vida en la contienda española.

Al final de la Segunda Guerra Mundial, con la victoria los partisanos comunistas, los veteranos de España que pudieron regresar a su país, conocidos afectuosamente como “naši Španci” (nuestros españoles), ocuparon numerosos puestos de relevancia en la Yugoslavia de Tito y varios de ellos fueron elegidos -por su lealtad política y su valía militar- comandantes en jefe de los cuatro ejércitos de partisanos.

La guerra española influyó mucho en la sociedad Yugoslava de años posteriores, tal es así que según un artículo en The New York Times de 16 de noviembre de 1957, “en ningún país europeo se mantiene tan vivo el recuerdo de la Guerra Civil española y con mayor reverencia institucional que en la Yugoslavia comunista”.

Para muchos artistas, la guerra civil española representó la lucha por la causa republicana y la defensa de la libertad contra el avance del fascismo en Europa y lo reflejaron en sus obras. Muestra de ello lo podemos encontrar, a nivel internacional, en los escritores Hemingway y Orwell o en los pintores Picasso y Miró. Artistas yugoslavos también se volcaron con la causa, como el pintor AndrijevićKun y el escritor August Cesarec –considerado uno de los escritores croatas y yugoslavos más influyentes del siglo XX- .

Finalmente, por toda Yugoslavia se levantaron numerosos monumentos dedicados a los naši Španci, destacando el que se encuentra en Belgrado. En Croacia el mayor es el Monumento a los partisanos caídos, en Perušić, que contiene los nombres de 12 voluntarios que perdieron la vida en la guerra civil española. Asimismo, hasta 1991 la ubicación actual del campus de la Universidad de Rijeka estuvo ocupada por cuarteles militares que llevaban el nombre de «Voluntarios Españoles» (Kasarna spanskih dobrovoljaca) y en 2020 se inauguró en este mismo lugar la exposición «Cultura del recuerdo y la Guerra Civil Española».

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