Moreska: La danza que llegó del Levante español a una isla en el Adriático

Más que conocida es la conexión histórica entre España y los musulmanes que, desde la conquista de los Omeya en el 711 hasta la expulsión de los moriscos en el siglo XVII está marcada por casi un milenio de convivencia en la península. Como es de esperar en un período tan prolongado, los vestigios culturales e históricos abundan y, uno de tantos que podemos observar aún en nuestros días, es la festividad de los «Moros y Cristianos».
Esta festividad popular es típica del este y sureste de España, especialmente en la Comunidad Valenciana, y tiene un origen que, al parecer, se remonta al periodo de la Reconquista. Se trata de una conmemoración militar y religiosa de la victoria, en la que participan dos bandos o comparsas-las de los Moros y la de los Cristianos-, que escenifican batallas con uso de pirotecnia, coloridas vestimentas y, por lo general, un gran despliegue de fantasía con escenificaciones de carácter bélico, uso de pólvora y demás. Pero también hubo en el pasado un elemento de danza, como ocurría en la ciudad de Lleida, cuyos mercaderes la habrían extendido a lo largo del Mediterráneo incluso llegando a Croacia donde el único lugar en el que se sigue celebrando esta danza a día de hoy es en la Isla de Korčula, ni más ni menos que en Dalmacia.
Efectivamente, de todos los lugares del mediterráneo a los que estos mercaderes debieron llegar, ha sido esta isla de 17.000 habitantes en el Adriático la encargada de preservar la tradición hasta nuestros días. En Korčula se conoce esta tradición como la “Moreška”, y consiste en una danza de espadas que, originalmente, se realizaba sólo en ocasiones especiales como la festividad de su patrón: San Teodoro. A día de hoy, se lleva a cabo en verano de manera semanal para los turistas, los bailarines deben ser nativos de la isla y constituye un motivo de orgullo para los locales el participar en la tradición. La trama de la representación gira entorno a una doncella capturada por un rey negro (moro) y un rey blanco (croata) que luchará y ganará con su ejército. Korčula es, a día de hoy, el único lugar donde se representa con dos espadas en manos de cada soldado y, en 2013, esta danza fue propuesta para la lista representativa de patrimonio no material de la UNESCO.

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