La España de 1920 retratada en acuarelas por el artista croata Ljubo Babić

Ljubo Babić, Autoportret (autorretrato), 1914. Fuente: Hrvatska enciklopedija.

Durante el periodo de entreguerras, Ljubo Babić fue uno de los pintores más influyentes de Croacia y España tuvo la oportunidad de convertirse en su musa para una serie de acuarelas que realizó en el año 1920, cuando viajó a nuestro país.

España dejó su marca en este talentoso pintor que absorbió los estilos de Rivera, Velázquez y Goya en sus obras, creando una secuencia de acuarelas antológicas en las que se pueden observar temas recurrentes como la ilustración de paisajes campestres, el culto a la grandeza y belleza de las catedrales españolas y los escenarios del día a día de la cultura en España.

La experiencia de Babić pintando paisajes rurales españoles sería decisiva en sus proyectos futuros, puesto que “Moj rodni kraj (Mi tierra natal), 1936” –la que probablemente sea la obra más reconocida de este artista– que ilustra un paisaje croata buscando reafirmar la idea de “patria croata”, estaría basada en la serie de paisajes de España que este había pintado una década antes.

El estilo que Babić lograría con esta serie de acuarelas sobre España sería el de dar la máxima forma al paisaje con el mínimo de medios expresivos posible. Es por eso que en esta colección de pinturas podemos observar como sus pinceladas son escasas y sencillas y la forma del pincel se puede ver en su estado más crudo. A pesar de ello, al público no se le escapa la impresión de la imagen que busca transmitir el artista.

Más que paisajes, el artista también se esmeró en ilustrar escenarios atemporales españoles. Babić recorrió numerosas ciudades en España y visitó las majestuosas catedrales de cada una de ellas, sin perder la oportunidad de inmortalizarlas en su arte. La impresionante altura de estas edificaciones religiosas es una de las sensaciones que busca transmitir, localizando personas e incluso edificios más pequeños de manera estratégica en la composición para dar un efecto de contraste. Observando los trabajos de Babić podemos fácilmente entrar en su propia piel y maravillarnos con estas obras humanas tal y como él lo hizo en su momento. Aún podemos ir a visitar alguna de estas catedrales hoy en día lo que, a pesar de los años transcurridos, nos acerca al autor más de lo que podríamos habernos esperado.

Tal y como Babić luego haría con Croacia, el artista transmite el espíritu y el significado de la herencia española con una construcción detallada sobre la esencia de lo que es “ser español”. Posteriormente, Babić trasladaría la idea de “nuestra” expresión adaptada a la cultura croata, ofreciendo una elaboración pictórica en 1930 con obras como la ya mencionada Moj rodni kraj en las que subraya elementos nacionales típicos, sobre los que construiría una identidad común genuina y apropiada para la Europa del momento, labor que previamente había alcanzando retratando la España de la década de los 20s durante su viaje.

Esta etapa de referencias a España fue bien recibida por la crítica y público de la época y se mantiene como un punto álgido en la carrera artística de Babić y en el mundo de la pintura croata, en general.

Este viaje acabaría recopilado en su libro titulado: “S puta po Španjolskoj / Notes from a Journey through Spain (Del camino a España / Apuntes de un viaje por España)”, donde se pueden apreciar el resto de sus pinturas sobre España en material impreso, así como historias sobre su estancia en el país.

El interés de Ljubo Babić en España demuestra que nuestro país ha sido y sigue siendo inspiración artística por sus magníficos paisajes, sus antiguas catedrales y rica cultura, lo que ha dado rienda suelta a la imaginación de brillantes mentes creativas de otras partes del mundo que han acabado asombrados por estos, llevándolos a inmortalizarlos en sus obras e influirlos en sus proyectos futuros.

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